Rubén Darío y el amor

Rubén Darío y el amor

Hoy se celebra el “Dia de los Enamorados”. Es el día de San Valentín. La Leyenda nos dice que Valentino era un cristiano que en el siglo lll fue castigado con la pena de muerte porno adorar a los dioses romanos.

El carcelero, habiendo visto que Valentino era un hombre de letras, pidió permiso para traer a su hija Julia a recibir lecciones de Valentino. Julia era ciega de nacimiento. Valentino le leyó cuentos de la historia romana, le enseño aritmética y le hablo de Dios.

‘Tengo grandes deseos de ver todo lo que me has contado”. Valentino le contesto: “Dios siempre hace lo mejor para nosotros, si creemos en El”. “Valentino, yo sí creo en Dios”, de pronto una luz ilumino la celda de la prisión. Julia exclamo: ‘Puedo ver, puedo verlo”.

Valentino fue ejecutado el día siguiente: 14 de febrero del año 270, Julia planto un almendro de flores rosadas junto a su tumba. Hoy, el árbol de almendras es un símbolo de amor y amistad. Cada 14 de febrero, día de San Valentín, mensajes de afecto, amor y devoción son intercambiados alrededor del mundo.

Rubén hizo poesías dedicadas al amor. “El ano lírico de Azul esta obra sobre la exaltación del amor como algo arménico con la naturaleza y el cosmos, está dividido en cuatro partes: ‘Primaveral’, donde desarrolla el tema del amor sexual como algo sagrado, en la línea del “Cantar de 03 cantares”; ‘Estival’ gira en tomo al amor como instinto; en ‘Autumnal’ el amor se canta como nostalgia y, por Ultimo, en ‘invernal’ aparece un amor mundano y moderno, capaz de desafiar la climatología y las estaciones, ya que los

 amantes se refugian en -lechos abrigados… cubiertos de pieles de Astrakán.

En sus poemas el bardo nicaragüense evoca el amor al expresar: “Las bellas mujeres aprestan coronas de flores y bajo los pórticos vence sus rostros de rosa y la más hermosa sonríe al más fiero de los vencedores “Marcha Triunfal”; “En tus ojos un misterio en tus labios, un enigma y yo, fijo en tus miradas y extasiado en tus sonrisas” (Rima X); “Yo quisiera poder darte una rima como el collar de Zobeida, el de perlas urmozinas, que huelen como las rosas y que brillan como el rocío en los pétalos de la flor recién nacida” (Rima VIII); “Yo al enviarte versos, de mi vida arranco la flor que te ofrezco blanco serafín. ¡Mira como mancha tu corpiño blanco la mas rosa roja que hay en mi jardín! (“Bouquet”).” Labios rojos de sangre divina, labios donde la risa argentina junta el albo marfil al clavel, ya veréis como el beso os provoca, cuando Cipris envíe a esa boca sus abejas sedientas de miel” (“A una novia”).

En su poema “Balada en honor de las musas de carne y hueso”, Darío glorifica el amor a la mujer, es este amor e que enciende la inspiración en los poetas, el que hace brota los más fecundos y nobles ideales, el que hace germina los más asombrosos heroísmos.

En este poema caracteriza a cada una de las musas. Las encuentra fundidas en la supermusa humana: la hembra ideal que su fantasía anhelosa de amor concibió:

“Clío está en la frente hecha de Aurora, Euterpe canta en esta lengua fina, Talía ríe en la boca divina, Melpómene es ese gesto que implora; en estos pies Terpsícore se adora, cuello inclinado es de Erato embeleso, Polimnia intenta a Calíope proceso por esos ojos en que Amor se

quema. Urania rige todo este sistema. ¡La mejor musa es la de carne y hueso!”

‘Carne, Celeste Carne de Mujer” canta Darío, porque al glorificar la carne, glorifica también a la mujer y agrega: “En ella está la lira, en ella está la rosa, en ella está la Ciencia armoniosa, en ella se respira el perfume vital de toda cosa. Gloria, oh Sublime, que eres la existencia por quien siempre hay futuros en el útero eterno. Tu boca sabe al fruto del árbol de la Ciencia y al torcer tus cabellos apagastes el infierno: En ti existe primavera para el triste, labor gozosa para el fuerte, néctar, ánfora, dulzura amable. Porque en ti existe el placer de vivir hasta la muerte ante la eternidad de lo probable”.