Mi Hermana Sonia

Gilberto Bergman Padilla

 A los 14 años mi hermana Sonia, se fue a los Estados Unidos, se fue con una amiga de mí mamá y la ubicaron en la casa de doña Panchita allá en los Ángeles, California.

Viviendo en esa casa de gente muy amiga de mi mamá a mí hermana la matricularon en la escuela, donde aprendió muy bien el inglés. En Los Ángeles conoció a Luís, un profesor de Física, que trabajaba para una empresa de Aviación, cuya especialidad era el estudio y diseño de las famosas “Cajas Negras” que utilizan los aviones y que, en caso de accidente, se puede saber cuales fueron los últimos momentos de lo que pasó en el avión.

Luis o Lucho a como se le conocía, era peruano, un verdadero descendiente de los incas, peruano completo de pura raza, descendiente directo de Atahualpa, de los que vivían en el Machu Pichu

.A pesar de lo feo, Lucho tenía su gracia, una de ellas era que le gustaba la música y era un virtuoso del piano. Ya me lo imagino tocando el piano y cantándole La Flor de la Canela, o las bellas composiciones de Chabuca Granda.

Empezó la jalencia, se comprometieron y fijaron la fecha de la boda. Pero antes de que se casara con el peruano, mi mamá tuvo la oportunidad de ver la foto de su futuro yerno, parece que no le gustó, pues no fue a la boda.

Con el pasar de los años mi hermana Sonia tuvo tres hijos Luis, Ivonne y Sonia. Un día le escribió una carta a mi mamá donde le decía que viajaba a Nicaragua, pues quería además de estar en la Fiesta de San Sebastián, quería que conociera a sus nietos.

Sonia es una muchacha extremadamente dulce, fina, sensible, ama las flores, le gusta tener su casa bien adornada. Además uno de sus placeres es cantar. No solo se acuerda de las canciones de su juventud como aquella “Con Fernando ando, con Agüero muero…”, pero lo mas impresionante es oírla cantar en hebreo.

Llegó Sonia a Diriamba con sus tres hijos, mi mamá, sentada en su mecedora estaba leyendo la Biblia. Mi hermana, desbordaba alegría, su cara era de una gran felicidad. El momento era inolvidable le iba a presentar a su mamá sus tres nietecitos, con la voz entrecortada por la emoción le dijo:

-Mamita, esta es Ivoncita, este es Luchito y la más chiquita es la Sonita, estos son tus nietecitos.

Mí mamá levanto la vista vio a los tres niños, alzó los ojos y exclamo:

-Chocho Sonia “Qué indios más feos pariste”, y continuó leyendo la Biblia.

Mi hermana Sonia no le dio mucha importancia al asunto y continuó sus vacaciones llevando a sus hijos a las procesiones, ver los bailes de las inditas y sobre todo el del Gigante y del Macho Ratón. Una semana después regresó a California.

Jamás volvió a Nicaragua.

Hace tres meses la fui a visitar a California, estaba enferma, tenía cáncer, estaba en la ultimas, los doctores me dijeron que a lo sumo tenía dos meses de vida. Me recibió de lo más alegre, tenía buen semblante, un poco pálida y con una hermosa peluca. Me imaginé que con la quimioterapia había perdido el pelo.

De pronto se quitó la peluca y me dijo:

-Hace demasiado calor y esta chochada me estorba, y qué le voy hacer si ya no tengo pelo. Me dio un gran abrazo y en son de chiste me dijo,

-Mirà gilito, te voy a confesar una cosa, lo que más me entristece cuando me baño, y eso que yo nunca fui peluda, es cuando me miro el “bichito” todo pelón, me da mucha nostalgia.

Casi se me salen las lágrimas y sólo atiné a decirle: “No te preocupes, hermana, te adelantaste a la moda, sucede que ahora, todos los “bichitos “ son pelones”.

Nos dimos un gran abrazo y me despedí con un adiós. Ella me miró la gran barriga, me cerró un ojo, y me dijo, “hasta pronto.”

El 2 de agosto se celebra en Los Ángeles, California, el día de Nuestra Señora de los Ángeles, patrona de esa ciudad. Ese día la Virgen invitó a Sonia para que la acompañara y dejara de sufrir del mal que la aquejaba.

Hoy sábado 15 de agosto de 2009, en la ciudad de San Pedro California, sus hijos Ivonne, Luís y Sonia, tomaran el barco que los lleva a la Isla Catalina, y de una pequeña urna extraerán sus cenizas, que serán esparcidas en el mar.