King College, fundado durante el reinado de Jorge IV en 1829, es uno de los «Colleges» que componen la Universidad de Londres. En esa universidad realice mis estudios de Postgrado en Derecho Comercial Internacional
Las actividades culturales se desarrollaban una vez por semana en el Auditorio Central con capacidad para seiscientos estudiantes. Debíamos de acudir con nuestra correspondiente toga, al igual que la asistencia a clase, cosa de los ingleses. El acto programado fue una conferencia del doctor Malcom Musselwhite, naturalista de fama mundial.
El tema de la Conferencia era «El origen de las especies'» de Charles Darwin. El profesor explicaba que el hombre en su trayectoria moderna ha sufrido tres transformaciones. La primera fue la de Copérnico, cuando rompió con el geocentrismo que regía el sistema del universo; el segundo fue Freud quien enseñó que había en el hombre una porción importante que no se podía controlar: el inconsciente; y luego Darwin, quien demostró que somos un eslabón más de la evolución biológica.
Darwin integró la expedición del capitán Fitz Roy, a bordo del «Beagle», que durante cinco años recorrió Chile, Argentina, Uruguay, Brasil y Ecuador. Antes de regresar a Inglaterra visitó Nicaragua, donde encontró la raza más extraña de todas (nicaraguan species), calificada como una «mezcla de lagarto y de chancho»
Pedí la palabra, la cual me fue concedida. Me identifiqué como estudiante nicaragüense y le solicité al doctor Musselwhite una mayor explicación sobre esa teoría, ya que amás la había escuchado mencionar.
El conferencista me explicó que Charles Darwin llegó a Nicaragua en el «Beagle» y entró por el puerto de EI Realejo. A su llegada, fueron recibidos por indios nicaragüenses con mucha alegría, reconociendo Darwin que los indios tenían el don de la hospitalidad, ya que todos los tripulantes fueron alojados en las diversas chozas del pueblo. En la noche se ofreció una hermosa fiesta, donde degustaron platos deliciosos como pescado seco, y vaho con chicha bruja
Darwin estaba sentado a la derecha del jefe de la tribu, quien le hablaba de los habitantes del poblado. En eso pasó una hermosa india, la miró de reojo y dijo: «Esa mujer es casada, pero le pone los cuernos al marido». Luego miró a un hombre y dijo que era ladrón; pasaron dos indias bonitas: las señaló como lesbianas, luego pasó otro indio y dijo que aparte de ladrón era drogo, y cada vez que pasaba una persona, el jefe lo denigraba en forma tal que en una hora había destruido totalmente la honra de todas las personas de la tribu.
Le agradecí al conferencista su explicación, pero volví a preguntarle por qué Darwin se refería al nicaragüense como una mezcla de lagarto y de chancho, a lo que me respondió: «es que el nica primero abre las tapas y después te embarra de M&%&.
Qué espanto, qué horror que nos bauticen de esa forma. Sin embargo, estoy de acuerdo con Darwin, cuando habla de esa característica especial, aludiendo a nuestra hospitalidad. Todo extranjero que visita o vive en Nicaragua, habla de este don: somos verdaderamente hospitalarios.
En cuanto a lo de «tapudo» (palabra muy nica, ni siquiera registrada por el diccionario de la Real Academia Española) el fenómeno es muy interesante. Darwin entendió que por el método de la «selección natural», el individuo se reproduce y transmite sus rasgos a su descendencia. Al paso de las generaciones, los rasgos de los individuos que mejor se adaptaron a las condiciones naturales se vuelven más comunes y la población evoluciona. Darwin llamó a este proceso «descendencia con modificación», por lo que me imagino que hemos heredado de nuestros antepasados la característica de «tapudos». Y es tan curioso que después de casi 150 años de haberse escrito «El origen de las especies», escuchemos la siguiente canción: «No es que me importe meterme en tu vida, pero me di cuenta que ya la barriga te viene creciendo, desde que Rosendo te jugó maraña, que tenés la maña de hacerle caritas a cualquier bayunco y que hasta el cusuco de la sastrefa te hizo ya el mandado hace varios días, que sos la más zángana de Zaragoza, que me parta un rayo si es falsa la cosa, pues me han confirmado que sos pizpireta que tenés un niño de Chico Chancleta, que a don Seferino le robaste un radio, que fuiste mujer de Lorenzo y Heladio y mejor no sigo mencionando jaño, pues la agitación sólo produce daño y con esto basta para todo el año».
jQué clase de retahíla la de la Tula Cuecho!. De una sentada destruye la honra de cualquier ser viviente. Históricamente los chismes y «tapazos» corrían de boca en boca, fiestas y velorios. Ultimamente los «chismes» se han globalizado, y vuelan a la velocidad de la luz, gracias al E-mail
Recientemente hemos visto a personas involucradas en serios problemas: cuando el «tapazo» sale a la luz pública. Entonces para paliar los efectos de la «viperina», el mejor antídoto contra los «tapudos» es llevarlo a los juzgados. En ese lugar no funciona aquello de «para qué tapia, para qué cerco, si con mis tapas me cuido yo».