La Colacha

Gilberto Bergman Padilla

El 30 de mayo es el Día de la Madre y mientras caminaba en la Carretera Sur, como todas las mañanas, me preguntaba que le podía regalar a mi mujer. La situación del país en el año 83 era caótica y muy difícil encontrar un regalo. Así que pensaba que con suerte encontraría algo en la Diplotienda. Lo malo era que ahí todo era vendido en dólares. En el camino salude a mi amigo Julio Mendoza, quien tenía un establo con varias vacas… “Aja, Julio”… le dije “¿Cómo van las cosas?“… Todo marcha bien”…me respondió… “¡Hombre Julio!, hoy es el día de la madre,…contame : ¿Qué le vas a regalar a doña Berta ¡? “Pues yo no tengo ni idea de lo que le voy a comprar a mi mujer “… ¡ah doctor, aquí le tengo el regalo ideal para doña Ezia”, “¡regálale una vaca! “ . “¡no fregues,julio! ¡Cómo le voy a regalar a mi mujer una Vaca!,… Julio me respondió…” ¡no te podes inmaginar que tronco de regalo es!.. No vas a padecer de nada. Vas a tener todo: leche, leche agria, queso cuajada y ¡hasta yogur! Mientras me señalaba a una hermosa vaca… Esta es Nicolasa, pero yo le digo Colacha”, mírala que hermosa que esta “… ¡Berta, Berta! …. Le grito a su mujer… “Veni para acá, tráele un lazo rojo al Doctor Bergman que se lleva a la Colocha de regalo para su mujer “… Me dio un mecate y ahí iba hacia mi casa, halando la vaca, y cuando el jardinero me abrió el portón me quedo viendo todo raro y le dije: “Ve, Toño, de ahora en adelante no vas a tener problemas con la leche!”.

En cuanto vi a mi mujer le dije: “¡Feliz día de la madre ¡! Aquí te traigo a la Nicolasa, conocida como la Colacha, es tu regalo del día de la madre “…. Me miro sorprendida y me dijo “. Solo a vos se te puede ocurrir semejante regalo. Se formó un gran alboroto en la casa, mis hijos: Piero, Tino y Freddy le halaban las tetas a la vaca queriéndole sacar leche y nadie pudo, hasta que por fin el Toño, con habilidad campesina, comenzó a ordeñarla.

A partir de esa fecha la Colacha ocupo un lugar primordial en la familia. Hasta mi mujer aprendió a ordeñar, pero claro la vaca era buena y daba tanta leche que ya no hallábamos que hacer. Le dijeron a mi mujer que tenía que hacer queso y cuajada pero que para eso tenía que comprar cuajo y que el mejor cuajo era de marca “Marshall”.

Lo busqué en todo Managua, incluso llame a un amigo a Juigalpa, y no lo encontré; me recomendaron que fuera al Ministerio de Reforma Agraria, pues allí si lo tenían. Fui al Ministerio y le dije a la secretaria: “Compañera, ¿me puede usted vender un tubo de cuajo Marshall? “… Ella me miro y me pregunto: ¿A qué cooperativa pertenece? , le respondí.” No soy cooperado. Yo soy productor independiente”.

¡Compañero! – me respondió… “que problema, pues la orden que tengo es vender únicamente a miembros de cooperativas “y me sugirió que fuera a la UNAG, para que me afiliaras a una cooperativa. Le explique que solamente tenía una vaca y que solo necesitaba un tubito, por favor la consultara con su responsable. A la media hora regreso y me dijo que la línea que le había bajado era que el cuajo solamente se le vendía a las cooperativas, que debía afiliarme y una afiliado le trajera una carta del CDS para ubicar mi domicilio y donde estaba la Colacha. Salí del Ministerio echándoles maldiciones a los sandinistas. Cuando llegué a mi oficina, le dije a doña Rosalba, mi secretaria: “escriba que voy a enviar un carta al MIDINRA. Para que me vendan un tubo de cuajo Marshall”.

“1983- Año de la Soberanía y de la Dignidad Nacional”

Cro
Ministro de Reforma Agraria
Su Despacho

Yo, Gilberto Bergman Padilla, mayor de edad, casado, abogado y de este domicilio, ante usted comparezco y expongo.

En ocasión del Día de la Madre, le regalé a mi esposa una Vaca de nombre “Nicolasa” , conocida cariñosamente en el vecindario “como la Colacha”. La vaca en cuestión produce alrededor de 8 litros diarios. Como es mucha leche, no la podemos consumir; por esa razón hemos decidido hacer queso y cuajada, para lo cual se necesita usar” Cuajo Marshall”. Es el caso, compañero Ministro, que he buscado por toda Managua y no he podido encontrar las pastillas de cuajo, por lo que de la manera más atenta, solicito girar instrucciones a quien corresponda para que me venda un tubo de pastilla de cuajo Marshall.

No omito manifestarle, compañero Ministro que no estoy afiliado a ninguna cooperativa, ya que en la Carretera Sur no hay este tipo de cooperativa.

Señalo para notificaciones mi oficina de abogacía ubicada de Montoya 3c, al lago 1c , arriba , frente al charco.

Dr. Gilberto Bergman Padilla 
Abogado

Me fui al Ministerio, entregue el original y me firmaron la copia. Esa noche, mientras cenábamos en casa con un grupo de amigos; conté lo de la carta que había enviado al MIDINRA y un amigo veterinario me dijo: “para que te vas a preocupar por cuajo. Mañana te mando dos tubos de regalo”.

Cuatro meses después recibí un telegrama que decía textualmente.

“1983- Año de la soberanía y la Dignidad Nacional”

Cro.
Gilberto Bergman Padilla

Me permito informarle que su solicitud para la adquisición de un tubo de cuajo Marshall, ha sido aceptada. Puede pasar por las oficinas de cooperativas a recogerlo.

“Sandino Vive… La lucha sigue Fraternalmente…”

Con el tiempo “La Colacha” parió un ternero que bautizamos con el nombre de “El Colacho”. Fue la diversión y mascota de mis hijos.

Desafortunamente tuve que regalar a “La Colacha” a una iglesia de Chiquilistagua. Se escapaba con frecuencia y se comía los siembros de maíz y frijoles de los campesinos de la zona. Los pagos por los daños que ocasionaba eran más caros que la leche y el queso que producía.

“El Colacho” tuvo una vida efímera: Nos sirvió para celebrar la Purísima. Mi amigo argentino Arturo Tewes, de Latinoconsul, lo preparó en un “asado en cuero “para deleite de los que llegaron a cantarle a la Virgen.