Formación Continua para Profesores.

Formación Continua para Profesores

Antes de recomendar a los docentes en qué deben formarse para ser profesores eficientes, respetados por sus alumnos y mantenerse en forma, conviene repasar un poco el concepto de fom1ación continua y su nacimiento.

Antiguamente las personas tenían que formarse en su juventud. Ver a un estudiante de 30 años resultaba insólito, el ritmo de avance de los conocimientos y las técnicas era lento. Te graduabas de médico, abogado o maestro normalista, podías ejercer la profesión todo el resto de tu vida. Con la llegada de la Revolución Industrial, la técnica, la tecnología y la productividad crecen exponencialmente, el trabajador se hace más especializado, lo que provoca que un profesional esté cada vez más obligado a capacitarse para no ver caducar sus conocimientos.

En la década de los 70 ya se habla de la formación permanente como una necesidad que, a la larga, todos deberemos cubrir, en los 80 y 90 a los profesionales se les exige cada vez más productividad y estén al día en los últimos avances.

¿Es todo esto aplicable al mundo de la docencia, al de los profesores? Por supuesto y sin ninguna duda. No sólo es aplicable, resulta imprescindible que los maestros se capaciten para no perder la estela de sus propios alumnos que, cada vez más, están al día en cuanto a trabajo colaborativo y tecnología se refiere.

Hoy en día, cualquier estudiante puede poner en aprietos a un profesor con sólo consultar Google, con sólo echar un vistazo a un buen blog, con sólo acceder a la Wikipedia o a YouTube… La llamada Web 2.0 ha revolucionado muy profundamente el mundo de la enseñanza y eso está ahí, queramos verlo o no. Nuestros alumnos ya lo saben y lo usan.

En el proceso e-Learning, por ejemplo, los estudiantes pueden registrar y archivar informáticamente su trabajo y sus reflexiones. Estas quedan documentadas digitalmente almacenadas en la plataforma virtual de común acceso y toda la clase puede consultarlas, a la vez que graba las propias. Entonces, el alumno pasa a ser una especie de profesor de otros alumnos (todos ven las aportaciones de todos). Esta misma forma de enriquecimiento global a base de aportaciones individuales, es otra enom1e ventaja de la Web 2.0.

¿Nos hemos parado a pensar lo que implica escuchar a un solo profesor, cuando toda la clase puede aportar y co-educar? ¿Nos percatamos de lo mucho que aprendemos cuando oímos argumentar a otros discípulos que parten de la misma información de base que nosotros?

Los alumnos sí lo saben y exigen, cada vez más, que el profesor sea más un moderador, un facilitador, que un catedrático a fa antigua usanza. ¿Para qué deben formarse los profesores actuales? Para no quedar obsoletos frente a sus alumnos.

Si los alumnos piden más diálogo, más criterios, si quieren más apertura y colaboración, y menos dogmas, los profesores deben capacitarse y formarse continuamente en las nuevas herramientas tecnológicas que permiten todo eso, y que podríamos agrupar bajo estas temáticas: e-Learning o docencia virtual; – Web 2.0 y trabajo colaborativo; gestión del conocimiento; Redes Sociales; Nuevos soportes: iPad, eBook, uso eficaz para la docencia de Internet y las Nuevas Tecnologías.

Si de algo estoy claro es que el futuro de la educación universitaria está en el Internet, por ello, he iniciado una amplia capacitación de todos los docentes de la UCC en e-Learning, quienes han recibido cursos sobre: Sistema de Gestión de Aprendizaje, Fundamentos de E-Learning, E­ Moderación, E-Actividades y Diseño Instruccional, los que los convierten en profesores virtuales.