Fantasías Sexuales

Gilberto Bergman Padilla 

Junio de 1979 la guerra estaba en lo fino. Los “muchachos” luchaban en los barrios de Managua.

Mi amigo italiano, Giovanni Stolfi, empresario ganadero, que vivía en Chontales se trasladó a Managua, se alquilo una casa en la carretera sur y prácticamente todas las noches había una parranda y los invitados éramos los vecinos.

El 19 de Julio de 1979 empezaron a aparecer en Managua una enorme cantidad de uniformados, pero lo que más se notaba era la enorme cantidad de muchachas, con sus uniformes y con su fusil de guerra, del brazo de los “combatientes”.

Giovanni me confesó que estaba obsesionado con las muchachas de uniforme, y que soñaba en tener relaciones sexuales con una “guerrillera”, pero lo que más me impactó fue cuando me dijo que la mujer debía de tener su AKA 47 al lado de la cama y en el preciso momento en que tuviera su orgasmo ella debía de disparar al aire su fusil.

Vos estás loco, sos un degenerado sexual, como se te ocurre semejante disparate, no será que la falta de tu esposa te hace delirar, le dije. A lo que me comentó que esa era su “fantasía” y que no correría ningún peligro, pues los disparos iban a pegar en el cielo raso y nada le iba a pasar.

Mirá Giovanni, le dije, ese juego es muy peligroso, no vaya a pasar que una bala perdida, cause la muerte de alguien. No te preocupes, me dijo, eso no va a pasar, como tampoco me he muerto cuando me ahorco haciendo el amor.

Chocho, este tipo no tenía “fantasías sexuales”, simplemente era un psicópata, un enfermo mental. Eso de ahorcarse es una práctica conocida como “asfixiofilia” o “hipoxifilia”, que practican los degenerados, pidiéndole a la mujer que mientras hace el amor que le presione la garganta hasta casi ahogarlo. Esto provoca privación de oxigeno, y según dicen, los excita enormemente.

Un sábado mientras lo visitaba en su casa, se apareció un amigo con dos muchachas “uniformadas”, cada una de ellas andaba su respectivo fusil. Giovanni se volvió loquito cuando las vió, se deshizo en atenciones y las atendía como si fueran reinas.

Una de las “guerrilleras” tenía un par de ojos verdes que parecían semáforos, y cautivó a mi amigo. Lo que más le llamaba la atención era que cuando hablaba se ponía un pañuelo para que no se le viera la boca.

La muchacha le dijo que se llamaba Jazmina, que su papa era árabe y su mama de Masaya, y la razón porque se ponía un pañuelo cuando hablaba era porque le faltaban tres dientes y le daba complejo que la vieran “chintana”

Giovanni le pregunto que le había pasado. Ella le contó que en la insurrección de Masaya, le dieron la orden de recuperar el Fortín del Cerro del Coyotepe, donde estaban atrincheradas las fuerzas somocistas al mando del comandante Bravo. Así que una noche, un grupo de guerrilleros comandados por el combatiente el “peludo”, hicieron unas grandes escaleras y prepararon el asalto. Cuando ella, iba trepando por la escalera, y al llegar a la cima, un genocida somocista de la EEIBI,( unidad elite de combate, manejada por el “Chigüín”, hijo de Somoza) le dio tremendo culatazo con su Garand y le apeó tres dientes.

Manando chorros de sangre, con una herida profunda en su boca, sacó su pistola Makarov 9mm le pegó un balazo y lo mató. Recuperaron el Fortín, y al triunfar la Revolución, se integró a las Milpas, (Milicias Populares Sandinistas),

Toda esta historia enterneció al italiano. Me dijo, Gilberto, búscate un dentista, pero que sea Máxilo Facial, pues hay que componerle la boca a esta “heroína”, que con su aporte liberó a Nicaragua de una de las más oprobiosas dictaduras que ha tenido América Latina.

El negro Martínez, famoso dentista de Managua, comenzó el trabajo, al mes ya la Jazmina cuando hablaba no se ponía el pañuelo en la boca, pues lucia un hermoso puente y se le veían sus tres nuevos dientes de maravilla.

Un sábado nos encontramos en la quinta de Giovanni, con su respectivo fusil AKA 47, la Jazmina, agarradita de la mano de Giovanni reía a carcajadas. Sigilosamente se dirigen al dormitorio, cierran puertas y ventanas y encienden el televisor.

De pronto una serie de disparos, el fusil AKA 47, lo habían puesto en posición de “ráfagas”, el ruido dentro de la casa era ensordecedor, me asomo a la sala y veo que el cielo raso se está cayendo a pedazos. Se estaba cumpliendo la “fantasía sexual” de Giovanni.

Los invitados salimos al patio a refugiarnos detrás de los árboles, no vaya ser que una bala desperdigada nos vaya a matar, Giovanni nos llama y nos dice que la Jazmina estaba limpiando el Aka y se le disparó.

Giovanni tenía una finca cerca de San Juan del Sur, me invitó a pasar el fin de semana donde tenía preparada una barbacoa y había invitado a varios amigos.

A las 8 de la mañana, del sábado, me llama Giovanni y me pregunta si le puedo hacer un favor, ir a Masaya a buscar a la Jazmina y llevarla a la finca. A las 10 de la mañana me aparezco en la casa de Jazmina y me atiende su mama. Me dice que no está, que salió donde la costurera para que le ajuste una serie de ropa que le quedaba un poco apretada pues desde que anda con el Señor Giovanni ha aumentado de peso,

Que señor mas bueno es el italiano, me comenta la mama de la Jazmina, fíjese que me le compra de todo, la saca a comer a buenos restaurantes, le compra buenas cosas, ropa, zapatos y de todo. A mí me mando la semana pasada una refrigeradora.

Yo, señor, vivo eternamente agradecida con don Giovanni, eso de ponérmele los dientes fue una acto de caridad, por eso, le digo a la Jazmina que se porte bien, y sobre toda las cosas que se lave bien los dientes todos los días. El dentista de Managua le recomendó que debiera de cuidarse sus dientecitos y le recomendaba ir al consultorio de vez en cuando, además tenía que volverse una maniática de la limpieza. Lo que le pasó don Gilberto, fue que por cochina, por no lavarse los dientes cuando tenia 15 años, los dientes se le iban quedando sin carne y finalmente se le cayeron, le dio una enfermedad en la boca llamada PIORREA.

Pero señora, entiendo que Jazmina combatió con los muchachos, incluso tomo parte de la toma del Fortín de Masaya, mentira señor, ella nunca ha andado en esas cosas. Sucede que cuando los sandinistas le ganaron a Somoza, aquí en Masaya empezó a salir con un miliciano y la loca se vestía también de uniforme, y hasta se le llevaba el fusil al novio para andar fachentiando con las amigas.

Llegamos a la finca y comienza Giovanni, en grandes besos con la Jazmina, a mí cuando los veía se me revolvían las tripas, no sea que todavía tenga residuos de la enfermedad, la periodontitis o piorrea puede transmitirse en las parejas por medio de besos.

Ahora estaba en un dilema, como le podía decir a mi amigo lo que pasaba, no sabía qué hacer, o destruir su felicidad o dejarlo sin dientes. Tomé una decisión y el lunes que llegue a la oficina le conté toda la historia, salió corriendo al baño a lavarse los dientes y me dijo, conseguime una cita con el dentista para chequearme, no sea que acabe chintano.