Es que me da pena, pues no me hice el cavado.

Gilberto Bergman Padilla

La inauguración del Hotel Balmoral en la vieja Managua fue la fiesta del año, el hotel  iba a tener camas tipo hospital,los colchones eran “ergonómicos” y la verdad que cuando las vi,  hasta ganas me quedó de dormir en el hotel.

Afuera llovía a cantaros, mientras me tomaba mis tragos se me acercó la Gerente de una casa comercial,  y me dijo, hola Dr. Bergman, como está?

-¿Que querés que te diga, inoportuna la visita de don Elber Gazo, están  cayendo  sapos y culebras- y usted que me cuenta mi querida amiga?

-Nada en particular, solo soñando, me dijo ella,- soñando con qué le pregunté.

-Imagínese me dijo, que tal si estuviéramos ahorita en la montaña, en un lugar donde se escuche el canto de los búhos,  viendo llover en aquel silencio y hasta me pongo a pensar, que como hoy es sábado, podría escuchar el “Chiflido” de la Cegua  cuando le sale a los borrachos.

Mirá amor le dije, si vos tenés ese deseo yo te lo puedo  hacer realidad.

¿Pero cómo?, me preguntó, muy sencillo, nos podemos ir ahora mismo a Santa María de Ostuma en la carretera Matagalpa- Jinotega.  Ahí vamos a escuchar el canto de los búhos, el grito de los monos congos, en cuanto al “chiflido” no te puedo garantizar. Eso si, con suerte veremos el  fantasma del caballo blanco de Don Alberto Alfaro, abuelo de mi amigo  Alberto Belli, que según la leyenda por las noches se pasea por sus fincas.

Eso no puede ser, me dijo con los ojos asombrados.

Claro que si, esa historia me la ha contado el Dr. Simeón Rizo, y la he comprobado, pues una vez que pasé un fin de semana en la finca la Galia,en Jinotega, la empleada domestica prefirió dormir en la casa y no salir pues me dijo que era muy noche y le podía salir el caballo blanco de don AlbertoAlfaro.

Entonces Dr. Que esperamos, vamos pues.  Tomamos el ascensor, bajamos al lobby llamé a mi chofer y le dije, mirá Filemón, llama a tu casa y deciles  que no vas a llegar esta noche.

Arrancamos alegres, en Tipitapa llenamos el tanque,nos compramos una botella de Flor de caña, dos pepsicolas unas cuantas bolsas de  papas fritas.

Nos echábamos los tragos a pico de botella y como dicen los bolos nos “enjuagábamos con pepsi” y  comíamos  papas fritas. Ya cuando íbamos por Sébaco, era una sola romanciadera.

Cuando llegamos al hotel, era una gran oscurana, el vigilante nos dijo que le dejáramos la tarjeta de circulación  y nos asignó una habitación matrimonial para nosotros y una sencilla para el chofer.

La habitación con cama matrimonial  súper confortable,  sin más preámbulo  dimos rienda suelta a lo que llegamos hacer. Nos dormimos, y claro está, no pudo oír el llanto de los monos congos, el canto de la lechuza ni ver el caballo blanco de don Alberto Alfaro.

Al canto de los gallos nos despertamos, para que decir, estaba guapa la muchacha, nos dimos nuestros besitos matutinos,  e hicimos el mañanero.

Me dijo que me bañara primero ya que ella tardaba mucho en el baño. Lo cual hice.  Cuando ella sale del baño la veo que va enrollada en una toalla, pero con los pechos al aire. Vengo yo de morboso y le digo, mirá amorcito, porque no te quitas la toalla y  te contemplo todita.

No,  me dijo, me da pena  y porqué mi amor, le dije, lo que pasa es que no me hice el “cavado”, me puse nervioso, pues no sabía que era eso, a lo mejor, como en las películas, era un travesti, o quien sabe que tenía, insistí que quería verla completamente desnuda.

Deja caer la toalla, y los ojos se me salen de las órbitas. Era tan peluda que no solo le cubría su parte femenina sino que casi le llegan los pelos al ombligo.  En mi vida había visto semejante cosa,  era como si tuviera pegado un murciélago abierto con las alas extendidas.

La vi tan triste, que le dije,  pero mi amor, recordá que a los hombre nos gustan las mujeres que lo tienen peludo, si cuando vemos una mujer con las piernas velludas solo nos imaginamos como estaría  ser el resto.

Se puso  tranquila y nos olvidamos del asunto.  Desayunamos ricos y salimos rumbo a Managua. Antes de llegar a su casa me pidió que nos bajáramos en un Salón de Belleza. Se puso hablar con la peluquera que le pregunto que  servicios iba a utilizar. -Solamente me  vas hacer un “Cavado”, pero al estilo brasileño, ya que voy a ir a la playa  el próximo fin de semana con mi doctorcito, y me voy a poner una tanguita roja, bien seductora.”

Luego la llevé a su casa, estaba feliz y contenta. ¿Entonces vamos al mar? le pregunté.  Claro que si me dijo, esa fue la razón por la que pasé pidiéndole cita a mi peluquera para que me hiciera el “cavado”.

Por no pecar de ignorante no le quise preguntar que cosa era eso del “cavado”, así que en cuanto nomás llegué a mi casa, busqué  el diccionario y me encontré que:

“El cavado» es quitarse el vello superficial alrededor de la zona cubierta por la parte  inferior del  bikini.”  Es, decir que a las mujeres no se les vean los vellos cuando anden puesto la parte de abajo.

La depilación brasileña o cavado profundo es un poco más íntima. Consiste en eliminar el vello del órgano genital, el perineo y el perímetro del ano. Esto es si usas tangas en la playa.”

Lo anterior es como cuando el hombre va al barbero: pelo y barba.