El Tornillo

Gilberto Bergman Padilla

Estoy cumpliendo un año desde que decidí, por problemas de artrosis en la rodilla, cambiarme de oficina.

Para que la arreglaran, se tardó siete meses. Han transcurrido cinco meses en los detalles.

Javier, el carpintero hizo mi escritorio al revés, así que tuvo que hacerlo de nuevo. En eso se voló casi un mes.

Para colocar el aire, entre cotizaciones y charlas con los proveedores, pasaron casi dos meses.

Pintaron la oficina, y después colocaron el aire, y pasó lo que tenía que pasar: ensuciaron toda la oficina, y hay que volverla a pintar.

La coordinadora de arquitectura, doña Cony, me dijo que ella se iba a encargar de colocarme todos los cuadros en la nueva oficina.

Comenzó hace tres semanas, pero solo instaló la mitad.

Le pregunté por qué no los había colocado todos, y me dijo que, por falta de tornillos, y me comentó:

-Mire don Gilberto, hablé con el Ingeniero Zamora, jefe del departamento de mantenimiento, solicitándole me facilitara seis tornillos para terminar de colocar los cuadros. Me dijo que no tenía, pero que iba hablar con don Erick (vicerrector administrativo) para que le autorizara la compra de los seis tornillos-

Una semana después. Cony le preguntó a Zamora qué pasaba con los tornillos, a lo que le contestó que el problema era la falta de transporte, pues Julio Villalta. (Encargado de transporte) le dijo que, para facilitarle un vehículo, había que hacerle un memorando con dos días de anticipación, informándole que para donde iba. que iba hacer y por cuanto tiempo, pero como su computadora tenía virus, hablaría con Luís López o Lester. del departamento de soporte informático, para que le limpiaran los virus, y cuando estos tuvieran tiempo, ya que andan muy ocupados con el virus que le entró a la Alba Benavente en su computadora, hasta dentro de una semana podría hacer el correo electrónico para solicitar el transporte.

Doña Cony le dijo a Zamora que por qué no compraban los seis tornillos por Caja Chica, éste le manifestó que no se podían comprar por caja chica, ya que don Erick no autorizaba la compra de los seis tormillos sino llevaba tres cotizaciones, pero que no se preocupara que cuando hubiera transporte iría a la Ferretería Jenny. a Sinsa y a Fetesa. Y cuando las cotizaciones tuvieran listos se las iba a presentar a don Erick para que el decidiera en cual ferretería estaban los tornillos más baratos.

-Mire don Gilberto, me dice Cony. le dije a Zamora que en vez de seis tornillos compraran doce y así se guardaban para otra ocasión, me dijo que don Erick dice que sólo se compra lo que se necesita, pues si compra de más luego se desaparecen.

Han transcurrido nueve meses, que decidí cambiarme de oficina, y nada, ya que don Erick está muy ocupado pues tiene que atender a todos los alumnos que deben dinero a la Universidad, ya que aparentemente en el Departamento de Cartera y Cobro, no son

Buenos cobradores, así que todavía no se decide por cual ferretería, para comprar los tornillos.

Don Gilberto, -me dice Cony- que le parece que en mi oficina me encontré un tornillo, y le dije a Terencio que me ayudara para poner un cuadro. Terencio me dijo que no tenía martillo, y que fue donde don Javier en la carpintería y éste no se lo quiso prestar porque luego dice para que se lo entreguen es un problema.

La cosa no para ahí. ayer que pasó Anette. la asistente personal de la presidente de la Universidad, revisando la nueva oficina vio que todo el cielo raso está mal pintado, está todo veteado. Habló con Zamora y le dijo que no hay problema que, por esas suertes del mundo, logró que Julio Villalta le diera transporte, así que ya fue a Pinturas Sur. a la Pintura Protecto y a la Pintura Modelo a buscar las cotizaciones para comprar galón y cuarto de pintura blanca, ya autorizada por don Erick. Que espera que la próxima semana esté lista junto con los seis tornillos.

Que, según los cálculos, entre que ponen los tornillos, pintan el cielo raso, y me pasan los archivos, para después de Semana Santa me puedo pasar.

He decidido pasarme a la nueva oficina sin cuadros y sin pintura, pues el Dr. Chow, Vicerrector Académico, está desesperado para cambiarse a mi vieja oficina, y esto me lo hizo saber el Secretario General. Dr. Quintana hace mes y medio, enviándome un email, donde me urgía que me cambiara de oficina, ya que se espera la visita del Embajador de China Taiwán y el Dr. Chow no tiene donde recibirlo.

Estoy presionando por todos lados para cambiarme, la presidenta de la UCC ha intervenido en el caso y ha ordenado que se trabaje incluso los domingos para que me coloquen en los huecos de los estantes unas puertecitas de madera con llave para guardar las memorias flash y algunas cosas para que no se las roben.

He estado notando que los trabajadores de la UCC cuando llegan a mi oficina se me llevan los lápices, ya que son de buena marca, y más bonitos que los que le dan en bodega y de mejor calidad. Ya que según me han comentado, entre mejor rango tiene el funcionario, mejor tipo de lápices le da el Encargado de Bodega.

Faltan algunas cosillas. pero no importa. Ulises prometió comprar tres monitores de esos planos y dejar en la oficina del Dr. Chow los monitores viejos. Pero solo son promesas, todavía le faltan las tres cotizaciones.

En lo que salía para mi casa me llama Cony. preguntándome por los tornillos y le tuve que decir, que voy hablar de nuevo con Zamora para ver si logramos tener los tornillos para mañana.

Doña Cony. me miró y me canto un tango que dice:

Fumando espero que compren los tomillos.

Fumando espero que compren la pintura

Y mientras fumo pienso que mañana ya las cotizaciones estén aprobadas y poder colgar los cuadros en la oficina del Rector.

Han transcurrido doce mes y cuatro días en que tome la decisión de cambiarme de oficina, y en estos precisos momentos está entrando a mi oficina Don Erick, trae en sus manos una bolsita con los tornillos y con la buena nueva que ya están pintando la oficina, así que mañana Cony estará feliz porque va poder colgar los cuadros.