El Reloj Atómico

Gilberto Bergman Padilla

 El fax decía “Nómbrase al Dr. Gilberto Bergman Padilla Embajador de Nicaragua en la República Argentina como Jefe de la Delegación de Nicaragua ante la 34 Reunión Internacional sobre Usos Pacíficos de la Energía Nuclear y como Delegado al Director General de la Comisión Nacional de Energía Atómica de Nicaragua”.

¡No lo podía creer! ¿Sobre qué iba a hablar en esa reunión? Fui al aeropuerto a recibir al Director de la Comisión Nacional de Energía Atómica de Nicaragua, le pregunté cuál era la ponencia que Nicaragua llevaba referente al Usos Pacífico de la Energía Nuclear. Me dijo que ninguna, me explicó que lo habían mandado porque el pasaje y estadía la pagaba un organismo extranjero. Que íbamos de observadores.

Total que viajamos al Centro Atómico Argentino localizado en la ciudad de Bariloche. Nos inscribimos en el hotel, había rusos, noruegos, chinos, americanos y todos los países que habían firmado el Tratado de Tlatelolco, sobre Prohibición de Usos de Armas Nucleares en América Latina.

Le pregunté al Ingeniero cuáles son los programas de energía nuclear que tenía Nicaragua y cuáles eran sus funciones como Director de la Comisión de Energía Atómica de Nicaragua. Me dijo que él trabajaba en el MINSA donde se reparaban los equipos de rayos X, ya que tenían componentes radioactivos. Que entre los objetivos de la Comisión de Energía Nuclear era controlar la basura radioactiva de los hospitales.

La mente se me iluminó y me acordé de nuestro basurero municipal, mi ponencia se iba a llamar “La Chureca Radioactiva”, lugar donde se botaban los desperdicios de los hospitales.

Mi trabajo versó sobre los planes de lucha contra la contaminación de efectos radioactivos. Los grandes problemas que enfrenta la humanidad entera con la radioactividad. La labor de controlar desechos radioactivos, aquellos que usan en las tomografías que le llaman de contraste, y los que producen los aparatos de rayos X, la radioterapia, en fin, todos esos desechos que los hospitales mandan a votar a la Chureca.

Centré mi ponencia en la lucha que el Gobierno de Doña Violeta estaba haciendo para que los desechos radioactivos fueran enterrados y así evitar que la chureca siguiera contaminándose. Hablé de los barriles que están enterrados donde fue el viejo Hospital el Retiro. Fue una exposición seria y bien vista por los organismos internacionales.

A la hora del almuerzo, en una mesa para diez personas, la misión de Nicaragua quedó ubicada frente a la de México. Generalmente, las pláticas están referidas al tema de la conferencia y se aprovecha para intercambiar experiencias.

Me entró nerviosismo, pues el Embajador de México, que me tenía tirria, era capaz de hacerme cualquier pregunta y ponerme en ridículo.

Dicho y hecho, el mexicano me pregunta ¿cuáles son los avances de Nicaragua en materia de usos pacíficos de la energía nuclear?

Desde luego no me iba a quedar callado y mirándolo bien serio le dije que en Diriamba teníamos un Reloj Atómico y que en sus instalaciones, con sólo un pequeño reactor nuclear, estábamos produciendo agua pesada para usos pacíficos.

Que teníamos más de diez años de tener la desinteresada cooperación de nuestros hermanos iraníes. Cooperación que habíamos heredado de la revolución sandinista y que ahora con el gobierno de la democracia, esta continuaba.

Muy interesante, dijo el mexicano y luego me mira y dice que si podría explicarle cuáles eran esos usos pacíficos.

Le respondí que el agua pesada nicaragüense, que normalmente se usa para enfriar los reactores nucleares para producir armas atómicas, la nuestra no era para uso nuclear, era pasa ser tomada. Beber agua pesada cura el cáncer y el sida. Por lo tanto, nuestros programas sobre la energía nuclear son de uso salutífero.

El representante norcoreano tomó la palabra y me preguntó que le ampliara más sobre el tema, le dije que uno de los productos del agua pesada es el deuterium.

Nuestros científicos diriambinos habían llegado al convencimiento que tomando deuterium, las células cancerosas y el virus del sida se rompen y las células son gradualmente expulsadas del cuerpo.

Es decir, que si se toma todas las mañanas un vaso de agua pesada en el desayuno, con el tiempo el cáncer se va a curar y el sida se eliminará.

Consumir agua pesada en vez de agua regular sirve para curar esas enfermedades.

Ya de regreso a Buenos Aires y sentados en el avión, el Presidente de la Comisión de Energía Nuclear de Nicaragua, sorprendido me preguntó que si este programa era secreto porque él no lo conocía, le dije que todo lo del reloj atómico, del reactor nuclear y del agua pesada eran inventos míos.

En cuanto a que el agua pesada cura el cáncer y el sida, esto no era ninguna broma, lo había leído en internet y eran publicaciones de los iraníes.