Corea del Sur: La educación no es un problema, es una oportunidad

Corea del Sur: La educación no es un problema, es una oportunidad.

Hace cincuenta años Corea del Sur abrió su primera Embajada en Managua. En ese entonces nuestro Producto Interno Bruto per cápita era de 300.00 dólares estadounidenses anuales, mientras que el de Corea llegaba apenas a los $$100.00 (cien dólares por año). Pero Corea paso de la pobreza a una prosperidad admirable, a una velocidad vertiginosa.

La educación es una oportunidad para impulsar la economía: esta es la filosofía que condujo a Corea del Sur hacia el éxito. Siendo un país pequeño, con recursos naturales limitados y devastado por la guerra a principios de los 50, este país asiático es hoy una potencia económica mundial.

¿Su estrategia? Implementar políticas educativas a largo plazo y utilizar la tecnología, para que todos tengan acceso a la educación y para que las habilidades de los jóvenes estén adaptadas al mercado laboral.

Así, al ser la educación un importante motor económico, los docentes gozan de gran prestigio y los estudios son valorizados culturalmente. Un círculo virtuoso que Nicaragua podría apropiarse.

Parte relevante del esfuerzo coreano ha contado con una clara apuesta por aprovechar las tecnologías para la educación. Los planes maestros anuales han definido para cada etapa, un uso preciso de cada tecnología disponible.

Por ejemplo, el plan Maestro 1996-2000, puso énfasis en la infraestructura para la conectividad a Internet y la formación de los docentes; el Plan 2001-2005, se concentró en el desarrollo de contenidos educativos (textos escolares digitales y apoyo para el hogar) y el sistema de información escolar;

El Plan 2006-2010 se focalizó en el uso de móviles para un aprendizaje ubicuo y una renovación de la formación docente para concretarla en nuevas prácticas educativas.

Recientemente, Corea del Sur ha anunciado en su nuevo Plan Maestro, que dejará de lado los textos escolares impresos, y que, en adelante, los reemplazará por textos digitales, ricos en contenido multimedia y actividades interactivas, para lo cual, los estudiantes accederán a tablets conectadas permanentemente a Internet. Esta medida, como se puede apreciar claramente, no es el resultado de una improvisación de último minuto, una concesión a la moda, ni un derroche de recursos con fines electorales. Es más bien una nueva fase natural, de un empeño sostenido y sistemático.

El éxito de Corea del Sur es el resultado de este esfuerzo sostenido por políticas coherentes y de largo plazo, en donde las tecnologías juegan un rol, no como las protagonistas solitarias de un esfuerzo desesperado, sino como el apoyo necesario para producir los resultados educativos que se buscan. Es cierto que en nuestra región enfrentamos otros desafios, desde diferentes experiencias y culturas. Pero algunas cosas tenemos que aprender desde Corea.